Jane Bussey Journalist formerly of Mexico City Miami, Florida La perspectiva del periodista Toda la cuestión de la historia en oposición con la propaganda es realmente interesante especialmente porque a menudo se dice que los periodistas escribimos apresuradamente la historia. A veces, estás trabajando muy rápido, estás al acecho, estás ansioso de tomar el suceso en su momento justo y olvidas completamente que estás haciendo algo que se relaciona con la historia. Siempre que leo artículos académicos, cuando leo libros escritos por académicos, inevitablemente la mayoría de las citas son de reportes periodísticos, son de revistas y entonces uno comprende que como periodista no estás escribiendo para ese día. Estas escribiendo para el futuro. Pero no es algo que tu recuerdes cuando lo estás haciendo porque tú estas pensando "mi editor está presionándome; tengo que tener lista mi nota a tiempo." La presión del cierre de edición hace que la recolección de las noticias sea muy difícil. En ocasiones, no puedes tener fuentes a las cuales recurrir, o estás en la escena y ves una cosa y otro puede ver algo distinto. Esta es una de las ventajas y beneficios de ser periodista porque vamos directamente a la fuente. Estás en la calle; estás en la provincia; estás realmente siguiendo lo que la gente está haciendo. No lees acerca de eso. No lo escuchas de segunda mano. Vas directamente a la fuente, con personas que están en el centro de la historia. Ellos están en el centro de lo que está ocurriendo en ese momento y es por eso que algunas veces estás contando la historia original. No siempre, pero a veces. Ha habido momentos en que he estado cubriendo eventos y he reconocido que he estado prácticamente como un espectador enfrente de la historia. La historia desplegándose justo ahí. Cuando los eventos son muy rápidos sólo estás al acecho y como espectador esperas poder tomar algunos incidentes y ponerlos en el papel. La ficción como un hecho Actualmente uno de los problemas de escribir sobre cualquier tema es que dependes de fuentes secundarias. Ahí está este incidente que yo conozco muy, muy bien (ya que lo cubrí) relacionado con un narcotraficante en México llamado Héctor "el güero" Palma. Su esposa se fue con otro y fue asesinada. Bueno, en cierto artículo de una revista en México pusieron que fue asesinada por un narcotraficante rival que le cortó la cabeza y se la envió a Héctor Palma en una caja. Bueno, esto es completamente falso. Si verificas con la policía verás que encontraron su cuerpo con la cabeza intacta. Sin embargo, debido a que la historia que escribí nunca llegó a los sistemas de referencia (Nexus-Lexus) porque estaba escrita en un idioma extranjero, lo único que puedes encontrar es este artículo de la revista mexicana. Este error en la historia puede reproducirse en el New York Times, Newsweek, en un libro. Y tu dirás, "Bueno, probablemente eso no es importante." Pero este caso es usado todo el tiempo para evidenciar las rivalidades entre los narcotraficantes en México. Y eso no es necesariamente lo que paso en este caso. De hecho, la policía cree que fue su amante quien la mató. Entonces, la verdad en esta situación nunca va a formar parte de la historia porque nunca va a ser escrita en inglés, y una mentira se ha convertido en parte del folklore de México. Pienso que esa es una de las dificultades que tiene un periodista. Porque fui al centro de tráfico de drogas y estudié este caso pude descubrir la verdad. Pero eso no cambia nada, porque el error ahora forma parte del registro escrito. Fuentes de la verdad y la ficción En realidad uno de los problemas de cubrir cualquier país, pero en particular México, es toda la idea de quién define qué información obtienes. México ha sido gobernado por un solo partido por setenta años, el PRI, el cual cree que no hay razón para compartir el poder y por lo tanto para compartir la verdad o la información o permitir que cualquier otra versión de la historia llegue a los libros de texto, a los archivos históricos o al periodismo. Por mucho tiempo, a pesar de que todos sabían que el presidente escogía su sucesor y que ese sucesor se convertía en candidato y eventualmente en presidente, si tú decías esto en un reportaje--y muchos periodistas no lo hacían--tenías que disfrazarlo porque el gobierno lo negaba. En cierta forma, no era la versión real de lo que estaba pasando en México, sino la versión gubernamental de lo que estaba pasando. Eso fueron por mucho tiempo los archivos históricos. Esto es así en un país tan complicado como México, donde un grupo de personas--apoyados por el consentimiento de la población por más de setenta años de gobierno--define lo que han de ser los archivos históricos. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos diez años, en parte, porque nuevas voces se han vuelto importantes en México. Repentinamente, si el gobierno no está disponible, muchos partidos de oposición lo están. Además, a partir de la segunda mitad de los ochenta, un grupo de comentaristas sociales se integró al paisaje histórico de México. Esto ha cambiado la forma en que los periodistas cubren México. Eso significa que la cobertura es menos propaganda y mucho más un registro histórico. Hay mucho que ver en México en retrospectiva. Los propios mexicanos están reexaminando todos estos eventos. Pienso que mucho del periodismo y los libros están teniendo que reexaminar parte de este período porque las nuevas voces han cambiado lo que se escribe. Responsabilidad Es una responsabilidad mayor cuando comprendes cuantas personas confían en tu reportaje diario. No creo haber pensado mucho acerca de esto hasta hace unos años. Después de un tiempo de estar haciendo reportajes me dije, "Ay Dios mío, si cometo un error, este va a quedar grabado, y probablemente sea para siempre." Y esa es una responsabilidad. Como periodista nunca puedes estar segura; ¿Viste toda la escena? Estás hablando con alguien más, tú le crees, pero ¿es realmente cierto? El mayor reto es tratar de asegurarte que tus propios sentimientos no definan lo que está pasando. Tengo que estar segura de que estoy viendo las cosas claramente sin ser parcial con respecto a ellas. Obviamente sientes algo, pero tienes que estar consciente de ello todo el tiempo. ¿Estoy permitiendo que alguien que me agrada influya en lo que estoy pensando? ¿Estoy permitiendo la adulación? ¿Estoy permitiendo que cualquier ruido externo evite que me diga "esto es lo que sucedió realmente y es mi responsabilidad comunicarlo por que no voy a andar trasmitiendo propaganda?" Te puedo asegurar que muchos de los periodistas nunca piensan acerca de esto a diario. Solamente de vez en cuando te detienes y miras hacia atrás, y dices, "¿Hice historia o caí en la propaganda?" Un ejemplo: 1988 El partido gobernante, el PRI, mantuvo el control no sólo sobre lo que se escribió en México, sino sobre lo que se diseminó a través del mundo. Todos los relatos periodísticos tienen un tono similar, e incluso hasta 1988, muchos de los libros escritos acerca de México decían, "Es un sistema idiosincrático, es muy extraño y diferente. Tal vez a tenido errores y es corrupto, pero básicamente la gente está de acuerdo." Y entonces, con un sistema desgastado y contemplativo, en 1988 hubo elecciones. Carlos Salinas, un hombre que pudo construir su camino hacia la cima a través de los cuartos traseros y los acuerdos a puerta cerrada de los políticos mexicanos, se convierte en candidato presidencial en una elección muy extraña. No era un candidato popular. Nunca fue exitoso y también perdió o casi perdió la elección. El gobierno nunca pudo probar que él ganó la elección porque los paquetes electorales nunca fueron abiertos. Solamente cerca de la mitad de ellos fueron mostrados al público. El resto de los votos es un misterio. El misterio permanece y los paquetes electorales fueron quemados alrededor de 1994. Bueno, en el pasado el PRI siempre fue capaz de ganar a través de una victoria limpia porque la oposición era muy débil. En 1988, a pesar de su intento de controlar la prensa--de controlar lo que el mundo escribe--la gente de este grupo de élite, quienes pensaban que tenían todo calculado, no fue capaz de controlarlo. En cambio nadie creyó que la computadora hubiera fallado. Nadie creyó que hubiera problemas en el conteo de los votos. No. La gente escribió que obviamente el candidato disidente, llamado Cuautemóc Cárdenas, había ganado. Si ellos no escribían que él había ganado, porque nadie sabía si él había ganado, decían básicamente, "Nadie sabe quién ganó." No tuvo ningún sentido que el PRI continuara teniendo el monopolio sobre el poder, sobre el apoyo público, sobre el control y eso fue simplemente extraordinario. Las historias que comenzaron a escribirse sobre México cambiaron completamente. Y desde aquél momento, el gobierno mexicano y la élite gobernante, no han podido definir la agenda por sí solos. Esto fue un cambio de posiciones con respecto a quién controla la historia mexicana y fue justo el momento en que supieron que México había cambiado para siempre. Si tú escribías algo que al gobierno no le gustaba, repentinamente dejaste de ser amedrentado porque el gobierno ya no tenía el monopolio.